Raras veces nos hemos encontrado mal en esta casa, que es a la vez escuela y templo, que ha sido testigo y testimonio de siglos de convivencia, en los que miles de personas, han aprendido mucho más, de lo que se puede encontrar en un libro de texto. Aquí, nos han hablado, del pasado, del presente y del futuro, aquí nos han enseñado, a crecer en fe, y en esperanza, a crecer en amor.

 

Imposible sería nombrar a todos los amigos, en el sentido más amplio de la palabra, que de aquí nos llevamos, tanto profesores, que son hoy para nosotros ejemplos de vida que seguir, como alumnos, compañeros inolvidables, que ocupan ya un lugar en la historia de este colegio. Ambos han hecho, que en esta escuela eterna, nos sintiéramos cada día, seguros, cómodos, y lo que es más importante, queridos, es decir, que nos sintiéramos, como en casa.